La reciente inauguración de la Cárcel de Artigas, presentada como un modelo penitenciario ejemplar en Uruguay, ha quedado eclipsada por un escándalo de presunta corrupción que involucra a su director. A tan solo dos meses de su apertura, el centro, que buscaba posicionarse como un espacio de rehabilitación y reinserción social, enfrenta una crisis que cuestiona la gestión y los controles internos del sistema carcelario nacional.

Las denuncias

Según el Periodista Capitalino Eduardo Preveé, el director del establecimiento, Luis Viera, es investigado por la Fiscalía y la Dirección de Asuntos Internos del Ministerio del Interior, acusado de utilizar a reclusos como mano de obra en actividades privadas, entre ellas, servicios de mozos en fiestas y reparaciones en salones de eventos. Según las denuncias, estas acciones se habrían realizado de manera clandestina y sin la autorización correspondiente de la Justicia.

Las pruebas incluyen fotografías, videos y testimonios proporcionados por funcionarios policiales. La gravedad de las acusaciones podría derivar en sanciones penales y una revisión de las políticas de supervisión en los establecimientos penitenciarios del país.

Defensas y controversias

En medio del revuelo consultamos al Dr. Daniel Volpi, (exintegrante de la Junta de Redención de Penas de la Unidad 21), quién defendió al director. Según Volpi, Luis Vieira, el jerarca acusado, siempre ha trabajado en favor de la rehabilitación de los internos, promoviendo actividades educativas y laborales en eventos vinculados al Instituto Nacional de Rehabilitación (INR).

Volpi destacó la labor del director, particularmente en el área de formación gastronómica, y recordó su trabajo previo en Salto, donde enseñaba repostería y confección de masas. “A mí me consta que los presos participaban en eventos relacionados con el INR, donde aprendían habilidades para su reinserción”, señaló Volpi, minimizando las denuncias como intentos de desprestigiar al funcionario.

Denuncias recurrentes y clima de desconfianza

Sin embargo, este no es el primer caso de denuncias en la Unidad 21. Según Volpi, las acusaciones recientes no solo han salpicado al director, sino también a otros funcionarios, como Silvana Di Gregori, subdirectora técnica, quien fue señalada por supuestos delitos de abigeato. Di Gregori presentó pruebas documentales para demostrar que los cueros utilizados en talleres penitenciarios eran adquiridos de manera legal.

Además, Volpi desmintió rumores sobre supuestas orgías y embarazos dentro del centro, calificándolos como fabricaciones destinadas a dañar la reputación de Vieira y otros funcionarios. “Hay informaciones falsas con el fin de perjudicar al hombre. Ven que viene bien, entonces lo quieren reventar”, afirmó.

Impacto en el sistema penitenciario

El caso pone en evidencia un sistema penitenciario que lucha por equilibrar la rehabilitación y el respeto a los derechos humanos con una gestión ética y transparente. La Cárcel de Artigas, concebida como un modelo de modernización y reinserción, ahora enfrenta el desafío de recuperar su credibilidad y demostrar que puede cumplir su misión sin irregularidades.

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La investigación en curso será determinante para aclarar los hechos y establecer responsabilidades. Mientras tanto, este caso sirve como un llamado de atención para fortalecer los controles internos y garantizar que los derechos de los reclusos sean respetados, al tiempo que se fomenta su rehabilitación. La Cárcel de Artigas, más allá del escándalo, representa una oportunidad para repensar y perfeccionar el sistema penitenciario uruguayo en busca de un verdadero modelo de transformación social.
Además Volpi destaco la excelente labor efectuada por Luis Viera en la Cárcel de Tacuarembó siendo este uno de los principales motivos de su traslado a la ciudad de Artigas.