Editorial | Un paso firme en la dirección correcta: Oddone y las medidas para la frontera

La visita del ministro de Economía Gabriel Oddone a la ciudad de Artigas marcó un momento bisagra en la relación entre el Estado central y los departamentos más vulnerables a la lógica económica transfronteriza. En una frontera que vive —literalmente— la fuga de consumidores hacia Brasil y su mercado favorable, que impacta de lleno en el empleo y la sustentabilidad del comercio local, cada gesto de acción concreta importa. Y lo anunciado este jueves no es menor.

Oddone no prometió milagros. Fue honesto al admitir que las cinco medidas presentadas no son una solución definitiva, pero también fue claro en lo esencial: el proceso de protección del comercio y del empleo fronterizo debía empezar, y ya empezó. En un país muchas veces centralista, donde las decisiones se toman a cientos de kilómetros del problema, esta señal de escucha y respuesta merece ser destacada.

La elevación del descuento del IMESI del 24 % al 32 % es una buena noticia. No solo mejora el precio final de los combustibles en la zona, sino que da un respiro a sectores enteros que dependen del transporte. Pero no es la única medida valiosa. La exoneración de tributos para importar productos esenciales que hoy llegan desde Brasil en valijas o mochilas, sin control ni recaudación, es una jugada inteligente. Regular, no prohibir. Formalizar, no castigar. Eso es política moderna.

También es acertada la idea de subsidiar el arrendamiento de terminales POS para pequeños comercios. Muchas veces, quienes quieren sumarse a la economía digital no lo hacen por los altos costos fijos. Si se busca fomentar la bancarización y dar trazabilidad a las compras, este tipo de incentivos son clave.

Una de las medidas más estratégicas, sin duda, es la reducción del 75 % en aportes patronales para nuevos empleos en un radio de 60 km. La generación de trabajo formal, en tiempos donde la informalidad crece, debe ser prioridad. Y este alivio para quien contrate puede marcar una diferencia real.

Habrá quienes digan que es poco. Que la diferencia de precios con Brasil, que en algunos rubros llega al 80 %, no se resuelve con exoneraciones puntuales. Y puede que tengan razón. Pero eso no invalida el valor político y simbólico de lo ocurrido en Artigas. Lo que vale es que se rompe la inercia. Que un ministro de Economía vino a mirar a los comerciantes a los ojos, a decir “vamos a intentar”. Que se presentó un plan, con cifras y plazos, con evaluaciones futuras y correcciones posibles.

En una conferencia plural, con la presencia de autoridades departamentales de todos los partidos —desde la intendenta Elita Volpi hasta el diputado Nicolás Lorenzo—, se demostró que hay un tema que trasciende las banderas: la sobrevivencia de nuestras ciudades fronterizas. Y cuando el Estado actúa sin mezquindad, lo que se genera no es solo un alivio fiscal, sino una bocanada de confianza.

La frontera necesita más. Claro que sí. Pero hoy también necesitaba esto: señales. Compromisos. Una agenda. Y eso llegó.

Bienvenido sea el primer paso. Ahora toca caminar.