
Murió Cacho de la Cruz, símbolo de la televisión uruguaya, a los 8 años
Actualidad09/11/2025
Diario La Noticia
El histórico conductor, humorista y productor de televisión Cacho de la Cruz falleció este viernes a los 88 años, confirmaron fuentes cercanas a su familia. Su muerte cierra una de las etapas más largas y significativas de la historia de los medios uruguayos, donde su imagen quedó asociada a la infancia, al entretenimiento familiar y a la construcción misma de la televisión tal como se conoció durante décadas.


Nacido en Buenos Aires, pero radicado desde joven en Uruguay, Cacho de la Cruz desarrolló una trayectoria de más de seis décadas, principalmente en Canal 12, donde se convirtió en una referencia indiscutida. Su figura fue central en programas que trascendieron épocas y formatos, dejando frases, personajes, rutinas y momentos que permanecen en la memoria colectiva.
Un estilo único que marcó a generaciones
De la Cruz supo combinar humor, ternura, ritmo televisivo y una capacidad singular para conectar con el público. Su presencia era sinónimo de cercanía y familiaridad: generaciones de niños crecieron viéndolo jugar, actuar y crear universos de fantasía, mientras los adultos reconocían en él a un comunicador completo, versátil y profundamente humano.
Su vínculo con las audiencias fue, siempre, directo y afectivo. Cacho no interpretaba simplemente personajes: se hacía parte de la vida de quienes lo veían, desde el living de cada hogar.
Un legado que trasciende la pantalla
Además de su labor frente a cámaras, De la Cruz fue creador, guionista, director y productor. Su aporte ayudó a moldear el lenguaje televisivo uruguayo y a construir una identidad cultural ligada al entretenimiento cercano, improvisado pero genuino, donde el humor y la calidez eran esenciales.
Su legado excede la televisión: es parte de la memoria emocional de Uruguay.
Despedida y reconocimiento
Conocida la noticia, figuras del espectáculo, colegas, periodistas y ciudadanos comenzaron a expresar su pesar. Muchos recordaron especialmente su humildad, generosidad y sentido de pertenencia al país que lo adoptó y que él adoptó como propio.
En redes sociales, se multiplican las frases: “Gracias por la infancia”, “Nos acompañaste siempre”, “Se va un pedazo de Uruguay”.
La televisión uruguaya, que muchas veces fue territorio de disputas y cambios, hoy se encuentra unida en la despedida.
Una presencia que permanece
Cacho de la Cruz deja una obra que no se borra:
– Está en los recuerdos de quienes crecieron con él.
– En los gestos y códigos que incorporó el humor local.
– En la forma de hacer televisión en vivo, artesanal, honesta, sin artificio.
Hoy Uruguay llora una pérdida y, al mismo tiempo, celebra una vida que dejó huella.
Cacho se va, pero se queda.
Porque forma parte de lo que el país fue, es y seguirá siendo.


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