Las enfermedades cutáneas no solo poseen efectos visibles, sino también consecuencias emocionales que limitan al paciente a dejar de lado el desarrollo de actividades cotidianas, lo que deriva en una pérdida sustancial de calidad de vida. A estos aspectos se le suma la falta de un diagnóstico oportuno, que contribuya a determinar el tratamiento ideal para el abordaje de la patología. Todo ello se resume en un proceso de desgaste físico y mental que, además de afectar a la persona, también influye en su familia.
Este es el caso de la dermatitis atópica, una de las enfermedades inflamatorias de la piel más frecuentes, cuyo inicio se da en la infancia y puede estar presente durante la edad adulta. Se trata de una patología que provoca sequedad, picazón e inflamación cutánea, considerada de carácter crónico, larga y lenta, con tendencia a empeorar periódicamente; sin embargo, no es contagiosa.
La picazón característica de la enfermedad lleva a que el paciente se rasque de forma constante, cuyo resultado es la formación de heridas y, en muchas ocasiones, el desarrollo de infecciones que provocan ardor y dolor. El individuo presenta una piel seca, con lesiones cutáneas rojas, descamativas y, a veces, con exudación, en áreas determinadas según la edad; aunque en algunas situaciones, se suelen diseminar.
En la piel del paciente
De acuerdo con la Dra. Agustina Acosta, especialista en dermatología y docente adjunta de la Unidad Académica de Dermatología de la Universidad de la República, “la situación del paciente varía mucho, porque depende de él mismo y del momento de la enfermedad. Llegan con un diagnóstico previo o sin uno claro, y otros han sido tratados por otras condiciones”. Agrega que muchos buscan más opciones de tratamiento o mejorar su calidad de vida; sin embargo, algunos “ya se han ‘acostumbrado’ a vivir con la dermatitis”.
Uno de los casos que ilustra estas situaciones es el de Ignacio, quien reside en la localidad sorianense de José Enrique Rodó, a tres horas de Montevideo por ruta 2. Su madre relata que la enfermedad “empezó cuando tenía seis meses con una pequeña manchita colorada en la mejilla, que empezó a picarle mucho y agrandarse a medida que pasaban los días”.
Aunque todos los especialistas consultados coincidían en que Ignacio padecía de dermatitis atópica, su madre considera que la dolencia no fue tratada con la importancia debida ni se recetaron los medicamentos adecuados. El punto de inflexión se produjo en su tercera internación, cuando los brotes habían cubierto su cuerpo, haciéndole imposible evitar rascarse y provocarse heridas.
El inminente traslado a Montevideo lo llevó a coincidir con la Dra. Acosta, especialista cuyo tratamiento contribuyó significativamente a mejorar su calidad de vida. Sobre la evolución de Ignacio con el transcurso de los años, su madre afirma que hubo un “cambio notorio desde los primeros meses de tratamiento”. Aclara además que “sigue en tratamiento. Es una dermatitis que cuesta mucho controlar por completo, pero sin duda ha evolucionado de manera satisfactoria”.
Abordaje terapéutico
Las terapias varían de acuerdo con la severidad de la dolencia, pues se contemplan medidas higiénicas y cuidados de la piel, tratamientos tópicos y, en casos graves, se recurre a terapias sistémicas. El objetivo de estos procedimientos, que actúan en diferentes niveles, es reducir la inflamación y la sensación de picazón.
Previo a la indicación de uno de los tratamientos citados, el especialista debe considerar diversos factores como “la severidad de la dermatitis, el prurito (picazón), el impacto en la calidad de vida y sueño del paciente, las terapias previas y las preferencias del paciente y su familia”, afirma la Dra. Acosta.
Afortunadamente, las terapias mencionadas pueden llevarse a cabo en cualquier punto del país, ya que tanto las instituciones bajo la órbita de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) como las mutualistas privadas cuentan con medicamentos tópicos y sistémicos para proporcionar a sus usuarios. En esta misma línea, el Fondo Nacional de Recursos (FNR) incorporó un nuevo fármaco en diciembre de 2023, que
posibilita un enfoque innovador para el tratamiento de esta patología.
A pesar de las complejidades que la dermatitis atópica representa, al ser una enfermedad con etapas de brotes y remisiones, hay que destacar la existencia de alternativas que mejoran la calidad de vida del paciente. La Dra. Acosta entiende que “es esencial comprender el tratamiento de los brotes y el mantenimiento. No es aceptable convivir con brotes diarios; hay opciones terapéuticas que pueden mejorar significativamente la calidad de vida del paciente y su familia”.
Por otra parte, cabe recordar que esta enfermedad no solo se presenta en la niñez, sino que también puede desarrollarse en la adultez bajo diversos cuadros de complejidad.
En estos casos, la consulta con un especialista puede marcar la diferencia, ya que representa el puntapié inicial para un diagnóstico oportuno y la implementación de un tratamiento innovador.
Asociación Psoriasis Uruguay (APSUR)
APSUR es la entidad que ayuda a mejorar la calidad de vida de pacientes y familiares, compuesta en 2012 por personas que padecen la enfermedad. Su trabajo se sustenta en tres pilares: educación, información y promoción, aspectos con los que busca llamar la atención y la comprensión de la comunidad. Al mismo tiempo, pretende asegurar el acceso a tratamientos y promover las investigaciones que resulten en terapias más eficaces.
Noviembre Azul: un mes para concientizar sobre el cáncer de próstata que afecta cada año a más de 1.500 uruguayos
Dr. Robinson Rodriguez brindo importante charla en COMAJA.
Descubrimiento de Nuevos Antibióticos en el Microbioma Humano: Un Paso Adelante en la Lucha contra la Resistencia Bacteriana
Un Avance Científico liderado por Inteligencia Artificial
Uruguay vence a Colombia en un emocionante 3-2 y recupera terreno en las Eliminatorias
Directores del Brou denuncian posibles irregularidades financieras de la AUF
Por presunta presentación de una garantía duplicada