La memoria no se encierra ni con rejas ni con discursos

¿Y ahora quién carga con el fardo?

Opinión17/06/2025Luis A. de MenezesLuis A. de Menezes
ENTRE REJAS-

El sistema carcelario uruguayo está desbordado. No es novedad. Lo que sí indigna es cómo algunos actores políticos, con alarmante liviandad, intentan hoy cargarle el fardo entero a este último gobierno de coalición, como si los problemas hubieran brotado espontáneamente en los últimos cinco años. Como si no tuviéramos memoria.

Durante los 15 años de gobierno del Frente Amplio, el drama penitenciario estuvo presente como una herida abierta, mal tratada, a veces ignorada. Hubo diagnósticos, estudios, conferencias, hasta un comisionado parlamentario que gritaba verdades como puños, pero soluciones estructurales, bien pocas. El hacinamiento creció. La violencia entre reclusos fue pan de cada día. El “tratamiento penitenciario” fue más un eufemismo que una política pública efectiva. Se construyeron módulos, sí. Se intentaron reformas, también. Pero el resultado está a la vista: cárceles desbordadas y sin rumbo.

Y ahora, quienes gobernaron por tres períodos consecutivos aparecen con el dedo acusador, sin hacerse cargo de la mochila que también les pertenece. Porque el deterioro no empezó en 2020. Ni los motines, ni la corrupción interna, ni la reincidencia delictiva. Ya estaban ahí, fermentando entre rejas rotas y promesas incumplidas.

¿Eso significa que el actual gobierno está exento de culpa? Por supuesto que no. Ha habido errores, improvisaciones, y una lógica que a veces parece más punitiva que resocializadora. Pero es deshonesto y peligroso politizar el drama carcelario como si fuera una jugada electoral, cuando lo que está en juego es la dignidad humana, la seguridad ciudadana y la credibilidad de todo un sistema de justicia.

El Uruguay necesita una política penitenciaria seria, de Estado, no de trinchera. Donde el objetivo no sea ganar titulares, sino transformar realidades. Porque de lo contrario, seguiremos encerrando gente en depósitos humanos que solo fabrican más violencia. Y mientras unos se lavan las manos y otros se las frotan, el país entero paga las consecuencias.

Te puede interesar
Lo más visto

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email