Ni lo uno ni lo otro
“La fuente más común de la desesperación es no ser quien eres” - Soren Kierkegaard
Opinión03/09/2024 Dr. Ricardo CastelliSoren Kierkegaard (1813-1855) filósofo y teólogo danés, se lo considera el padre del existencialismo, movimiento al que se suman en el Siglo XX Heidegger, Sarte y muchos otros. Fue un cristiano practicante, y un crítico extremo a la Iglesia evangélica luterana de Dinamarca. La profundidad de sus reflexiones son amores que expanden el alma, a lo que Sarte le agrega un toque más: “el existencialismo es un humanismo”. “La vida no es un problema a ser resuelto, sino una realidad que debe de ser experimentada”.
Esta introducción es para llevarlos de la mano a otra época, donde se utilizaban las fábulas (cuentos cortos con una moraleja) para hacernos pensar y razonar. Ésta se la atribuye a Esopo (siglo IV a.c.).
El escorpión y la rana.
Un escorpión se encuentra con un río que le impide seguir su camino. Como no sabe nadar decide pedir ayuda a una rana que por allí estaba cantando. La rana conociendo lo mortal que puede ser la picadura de un escorpión, desconfía y se niega.
Pero el escorpión le promete no hacerle ningún daño y en agradecimiento pasar a ser un buen amigo, algo que siempre nos hace falta en la vida. La rana lo escucha atenta y accede, lo sube a su espalda e inicia el cruce.
Cuando están a mitad del río el escorpión le clava su aguijón a la rana envenenándola. La rana se siente morir, aún incrédula y dolida le pregunta "¿Cómo has podido hacer algo así? Ahora moriremos los dos”. A lo que el escorpión responde: "no tuve elección, es mi naturaleza".
La pregunta que debemos hacernos como humanos es: “Cuál es mi naturaleza?”. Es habitual ver en el cuento lo más sencillo: el engaño del escorpión y la ingenuidad de la rana, pero hay más cosas detrás de ese engaño del que abusa y de esa ingenuidad que muere infeliz.
En la evolución de las necesidades humanas, hoy atiendo a mi egoísmo “primero yo, segundo yo y tercero yo” valoro como mías las del entorno, las cultivadas por nuestra sociedad de consumo, promovidas por el cine, la competencia, la pornografía, drogas, fantasías compartidas… Y entonces, mi naturaleza “naturaliza” el recurrir a la picardía, al engaño, a la mentira para lograr que el otro acceda “ingenuamente” a satisfacer mis deseos propios, o quizá los que la sociedad del engaño promueve, “condenando” al escorpión, y haciendo de la ingenua rana, víctima de las circunstancias.
Será tan fácil así? En el arte de amar, E Fromm nos plantea que la entrega amorosa es incondicional, “en vos confío”, y me entrego. No hay reparos, o sí?. En la intimidad, en la pasión erótica, en ese tiempo y espacio tan personal, buscamos un común acuerdo de lo que está permitido, y sentimos que atendemos a la naturaleza del deseo de cada uno… Será tan así? o esclavos de una cultura que lo complejiza todo y de la cual somos parte, alienados, compramos y complacemos a otros que en verdad ni conocemos?.
No encontramos acaso también en la fábula, implícito, entre sus matices, el tema del poder, de la fuerza, el de determinar la vida del otro sin preocupar para nada del tema del abuso, del engaño, de la muerte sin piedad…
El hombre debe de aceptar que no es “NI LO UNO, NI LO OTRO”, ni escorpión, ni rana, ni polvo de estrellas (dioses?), aunque quizá creemos de todo tener un poco. De lo que estamos seguros es que (científicamente) entre un chimpancé y nosotros, la diferencia está en el cerebro…, pero no nos ilusionemos demasiado: nuestro cerebro es un 2% mayor… Los números y fines neuronales son muy similares, nos diferencia el lóbulo frontal y significativamente la capacidad de asociación entre unas neuronas y otras… Esto es lo que genera ese plus, un 2%...
No es mucho realmente, pero VALE!, este 2% nos hace humanos!, nos hace personas que en los momentos difíciles, no podemos cometer el error de aislarnos, al contrario, busquemos apoyo y fortalecernos espiritualmente.
Agradezco una vez más a La Noticia la publicación de estas reflexiones.
Según un posteo en Facebook de Gustavo Carvalho.