Daniel Volpi web
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En la Escuela Primaria aprendí la importancia de este Día de la fecha.
Cumpleaños del prócer José Artigas, Jura de la Bandera, día del Árbol y día del Abuelo. Sin embargo es un feriado laborable.
El prócer nació allá en 1764 cuando Montevideo tenía apenas un centenar de habitantes, hijo de inmigrantes de Islas Canarias, Martín José Artigas y Francisca Antonia Pascual. Ese niño que se bautizó en la Iglesia Católica y adquirió sus conocimientos primarios en el Colegio de los Padres Franciscanos. Como bien lo escribió la historiadora Ana Ribeiro, José Gervasio era Católico. Y aún se conserva en todo su esplendor la pila bautizmal de nuestro prócer, se encuentra allí en la Catedral  de Montevideo en Plaza Matriz. Entrando a ese recinto religioso, a la mano derecha se encuentra mencionada piedra donde se bautizó, allí está acompañada de su bandera con los colores azul, blanco y punzó.
Redactar la vida de ese señor no es fácil y me llevaría un río de tinta.
En cuanto a la Jura de la Bandera es algo tan sencillo y tan importante para todos los ciudadanos de nuestro país. La Ley N° 9.943, del 20 de julio de 1940 establece la obligatoriedad de la Jura en nuestro país. El artículo 28 de mencionada ley indica que todos los ciudadanos naturales o legales deben realizar este acto público y solemne. Esa Jura se realiza todos los 19 de junio de cada año en conmemoración del natalicio de Artigas y en el marco de los actos patrios, especialmente en todos los centros educativos públicos y privados. Conservo como una joya la constancia de mi juramento realizada en 1990 en el Liceo N° 1 de Artigas cuando cursaba el primer año de Secundaria. Recuerdo cuando la profesora adscripta Susana Domínguez nos hizo entrega de las constancias a los estudiantes y nos sugirió que hiciéramos fotocopias y guardáramos bien mencionado documento porque lo íbamos a necesitar en el futuro; cuánta razón tenía; recuedo que cuando me fui a inscribir en la Universidad fue uno de los principales requisitos para ingresar a la Educación Terciaria.
En cuanto a homenajear al Árbol también ha sido muy acertado. No tengo conocimiento de quién tuvo la iniciativa, pero no importa, lo que sí importa es homenajearlo, plantar un ejemplar de árbol sin importar su especie y tomar ese día para reflexionar sobre su importancia y qué sería de nuestro país y el mundo sin los árboles. Tenemos infinidad de árboles en el Uruguay, de ornato público, de monte silvestre, frutales, bonitos, feos, pero todos cumplen una función primordial que viene a ser su común denominador: brindarnos sombras y ser el pulmón de la atmósfera. Recuerdo cuando era niño y escuchaba hablar a mis mayores decir que la Amazónia en Brasil era el pulmón del mundo debido a los millones de hectáreas de árboles con que contaba. Muchas veces nos quejamos de los calores pero ni siquiera plantamos un árbol. No se trata de un recurso renovable y perpetuo, debemos cultivarlo y así vamos a mejorar nuestro ambiente natural.
Y en cuanto a homenajear a los Abuelos también es muy acertado; tuve el privilegio de nacer y crecer teniendo a mis abuelos paternos y maternos; en 2003 perdí a mi abuelo materno; en 2016 a mi abuela paterna y en 2018 a mi abuelo paterno. Aún tengo viva a mi abuela materna Erlinda Silva Pedrozo, que cuenta con 90 años y vive tapada de cariño en su chacra. Los tuve a todos durante mi crecimiento y formación como ciudadano y de ellos aprendí mucho de la vida porque la verdad que me enseñaron mucho; cada uno me hizo su aporte; en especial la enseñanza en Valores como el respeto, la tolerancia, la perseverancia, el sacrificio para alcanzar las metas y los sueños, la honestidad y que la vida es un aprendizaje permanente, experiencias acumuladas que nos enseñan y además que el Juez más severo que tengo es mi conciencia. Y me quedo corto en esa valoración.
Vaya un fuerte abrazo a todos los Abuelos lectores de La Noticia.

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