En el principio
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo,
lo que era mío y resultó ser nada.
Si he segado las sombras, todo,
me queda la palabra.
María del Carmen Villaverde
En “El valor de elegir” Fernando Savater considera que los seres humanos tenemos la responsabilidad de completar lo que la divinidad esbozó: “La dignidad del hombre es la de ser co-creador de sí mismo junto con Dios”. Vale decir que se va perfeccionando a través de sí mismo.
El medio ambiente natural de los seres humanos es la sociedad, en la que, para entenderse, realiza múltiples actos de relación. Como ser inteligente piensa y para expresar sus pensamientos habla, se comunica. Si se aprende a pensar, se hablará bien, si se es coherente en lo que se piensa y en lo que se dice, se escribirá bien.
La palabra no tiene tiempo, está en la vida desde el comienzo del ser; primero en la oralidad, donde nunca perdió su vigencia, y luego conformó la comunicación escrita, a partir del buen manejo de la primera. Consideramos que la palabra expresiva, la responsable de la lectura del mundo, la palabra comunicativa, debe ocupar el lugar de honor que le corresponde.
“Escribir es un proceso; el acto de transformar pensamiento en letra impresa implica una secuencia no lineal de etapas o actos creativos.”En la escritura, contenido y continente se interrelacionan de tal manera que los defectos de redacción pueden tergiversar el asunto. Sin embargo, en la diversidad de lo que somos, así también resultará el acto creativo, estilo y cada uno tendrá que desarrollar su propia técnica de escritura, con estilo y método propios.
Cuando hablamos de escritura, por lo general, nos referimos a la de intención literaria, pero es necesario extender el concepto a algo más, que engloba informes, reseñas, diario, resumen de un libro, análisis de un tema, reflexiones; hay una gama de motivos importantes para redactar. Una vez hallado el tema, es conveniente agrupar las ideas a partir de un ideograma. Luego seleccionar las ideas pertinentes, ordenarlas, conectarlas y elaborar una estructura para el texto. Los esquemas y mapas conceptuales pueden ayudar a elaborar los contenidos, pero hay una organización que es propia de la escritura porque permite articular el texto en apartados. Cada una de estas unidades (apartados ) tiene identidad de fondo y forma; trata de un subtema del conjunto, ajustado al esquema: introducción, núcleo o cuerpo y conclusión, además, se introduce con un subtítulo. Esta organización del texto, ayuda a colocar cada idea en su lugar, siguiendo el orden lógico del discurso. También favorece al lector porque le da una visión de conjunto del texto y la posibilidad de seleccionar lo que más le interesa.
Y aquí les ofrezco una guía para dirigir el proceso de escritura hacia el objetivo deseado:
Propósito
¿Qué lo motiva para escribir?
¿Qué quiere conseguir con este texto?
¿Qué reacción pretende provocar en los lectores?
¿Qué le gustaría que hicieran con su texto?
¿Cómo puede formular en pocas palabras su propósito?
Receptores
¿Qué sabe de las personas que leerán su texto?
¿Qué saben del tema sobre el que escribe?
¿Qué impacto quiere causarles?
¿Qué información habría que explicarles y cómo lo tendría que hacer?
¿Cuándo y cómo leerían su texto?
Autor
¿Qué relación espera establecer con los lectores?
¿Cómo quiere presentarse?
¿Qué imagen quiere proyectar en el texto?
¿Qué tono quiere adoptar?
¿Qué quiere que sepan del autor?
Escrito (texto)
¿Qué extensión tendrá el texto?
¿Qué lenguaje utilizará?
¿Cuántas partes lo conformarán?
¿Qué otros recursos utilizará?
(Guía de Daniel Cassany en
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