El hombre, ese personaje polifacético, egocéntrico y mal perdedor, ha ido creando un culto a la ilusión de creer ser algo fantástico, el dueño de la verdad, omnipotente, siempre ganador… Es una condena de la que no logra liberarse pese a que la historia le demuestra una y otra vez que su poder es solo ilusión, pero en cuanto logra levantase, otra vez se convence de que es un genio, vuelve a cometer los mismos errores, y entonces miente, una y otra vez.
La historia de la humanidad tiene reflexiones que son mojones que han quedado escritos para ayudar a las nuevas generaciones a no cometer los mismos errores, una y otra vez. Un maestro de maestros, sin duda dejó una estela admirable, fue Jesús por su profundidad, por su sentido humanista a ultranza, por su muerte tan llena de injusticia y dolor. El dijo: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra” .
Cuantos errores nos hubiéramos evitado con solo aceptar que somos parte de una evolución biológica, que no somos dioses. Apenas somos un 2 % (sí, un dos por ciento) distintos a los monos, nuestros primos más cercanos. En nuestra reflexión pasada poníamos un viejo refrán popular que nos advierte: “Es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que una viga en el nuestro”. El hombre para defender sus ideas, crea armas más y más poderosas, es cada vez es más destructivo, su poder ya no se mide por su humanismo sino por su poder de destrucción masiva.
Todos, en estos días vemos con preocupación que hay naciones desplegando su mayor armamento mortífero intentando doblegar a otras. No hay dudas que el negocio de las armas va en alza, que las bombas cada vez son más poderosas y los que las manejan cada vez tienen más odio y rencor. De ahí la elección dela frase del día de S. Freud: “La historia es solo un producto de gente nueva que comete los mismos errores”. A lo cual deberíamos agregar que si bien los errores son los mismos, el poder de exterminio ha crecido exponencialmente. Así la Primera guerra mundial generó 18.000.000 de muertos. La segunda entre 50 y 60.000.000!!.
Porque insistimos con la “leche derramada” y el qué hacer??. Porque estamos convencidos de que nosotros también somos responsables de elegir alineamos detrás de una política de odio, rencores y agresión. Entiendo que no es predicar en el desierto, es buscar hacer consciencia de que la tecnología nos ha deslumbrado tanto, que nos han convencido de que todo lo que produce es genial!! Y hemos perdido la capacidad de cuestionarnos de si está todo bien o hay que regularla antes que sea más tarde. Será que con la experiencia que tenemos sobre el impacto del desarrollo tecnológico sobre la humanidad, la IA que cada vez crece más y más no debiera pensarse más sus alcances?.
Analicemos el tema con cuidado. La tecnología nos ha dado la posibilidad de una vida más cómoda, de ser personas más libres, de tener más tiempo de disfrute, de que la vida nos regale un tiempo mayor. Excelente!. Pero sentimos acaso que el hombre, como consecuencia, asumió más responsabilidades y compromisos con la vida toda del planeta??.
Siento que la realidad nos muestra que sociedad de consumo ha multiplicado sus ganancias, pero está muy lejos de sentir que tiene alguna responsabilidad en los problemas generales que ha producido. Es cierto que modas hubo siempre, que alcohol y drogas también, igual que armas, automóviles, bancos, aviones, etc, etc. Pero si en la primera mitad del siglo XX habían 100, ahora hay 100.000, o sea que, todo lo que se consume se ha multiplicado por diez, por cien y por mil!!. Del caos de hoy solo el hombre es el responsable. De la búsqueda del poder, del enfrentamiento político, del aumento del armamento, es el hombre el responsable.
Hay un cuento, sobre un incendio en el bosque, los animales tratan de refugiarse y observan que el colibrí vuela del arroyo al bosque llevando un poco de agua en su pequeño pico y la hecha sobre el fuego. “Qué tonto” dicen los animales, “Cree que con esa minúscula cantidad va a poder dominar el fuego”. El colibrí los escucha y los encara, “Yo hago mi parte”, “Quizá si todos uds ayudaran el resultado podría ser mejor”.
La tecnología debiera darnos más unidad, más firmeza a nuestras convicciones, más fortaleza en la búsqueda de un sentido común. Nuestro país unido necesita definir políticas de estado y el compromiso de construirlas entre todos. Los ganadores circunstanciales debieran llevarlas adelante con el compromiso de todos. Solo así se podrá ajustar una sociedad que frente a los problemas que genera, se ilusiona mirando para otro lado como que no tuviera nada que ver.
Juntos somos más de tres millones. Divididos, bastante menos que la mitad.
Gracias a los amigos de La Noticia por este espacio. Hasta la próxima.