Calentamiento Global

Opinión31/01/2025 Dr. Daniel Volpi Avedutto
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Es difícil pasar el verano en Artigas. Los calores son impresionantes como todos sabemos. Parece un castigo bíblico.
 No es lo mismo trabajar en un ambiente con aire acondicionado que trabajar en la intemperie. Mucha gente se debe ganar el sustento con trabajos en la intemperie y sin dudas sufren por las altas temperaturas y corren el riesgo de contraer cáncer en la piel.

  Sería muy acertado que los gobiernos a nivel mundial entraran en un acuerdo y dictaran leyes pensando en el verano para estos obreros de la intemperie y cambiaran  el día por la noche. Sí, que trabajen en horas de la noche y duerman en horas del día.

  Hace varios años que escucho y leo en la prensa a expertos ambientalistas abordando por esta problemática del calentamiento global y plantean soluciones. Pero esas soluciones deben venir de las Naciones Unidas (ONU) porque salvar el planeta requiere el compromiso de los gobiernos.
  Los países más ricos son quienes producen y trabajan con el gas Carbono, recuerdo de las clases de química en Secundaria. Y es el Carbono el que produce el calentamiento global y habría que preguntarles a esas potencias si estarían dispuestos a controlar y realizar un uso racional de tal forma que no perjudique la Naturaleza evitando el calentamiento global. Vamos a imaginarnos si se derriten los polos el perjuicio que traería a la tierra de forma genérica. Porque si no se frena el calentamiento en los próximos años el océano Ártico se quedará sin hielo durante el verano y cuántas ciudades costeras de los océanos se verán desaparecidas. No es cuento ni película de terror, es muy posible.

  Recuerdo que en 2019 la Organización Meteorológica Mundial presentó su informe en la Cumbre del Clima de Madrid y señaló a las emisiones de CO 2 como principal detonante del cambio climático que sufre el planeta. Ese año se decía que cerraba una década excepcional marcada por las altas temperaturas, el deshielo y la subida de los niveles del mar a unos niveles de récord.

  Por lo que se refiere a los océanos, el deshielo de los casquetes se ha acelerado, tal y como han detallado los expertos de la Organización Mundial de Meteorología, por lo que el nivel del mar ha incrementado notablemente desde 1993. Además, el océano ha actuado como una suerte de amortiguador de la contaminación, ya que absorbe buena parte del calor y del dióxido de carbono que el ser humano emite. Esta situación ha provocado que la temperatura del mar suba y, además, se haya vuelto un 26 % más ácida respecto a los niveles preindustriales, lo cual termina afectando de manera negativa en la biodiversidad acuática.

  Además, el informe de la OMM pone el foco en los fenómenos meteorológicos extremos, que evidencian la crisis climática con cada vez más frecuencia. Ese es el caso de las inundaciones y las olas de calor, que en el pasado sucedían cada 100 años aproximadamente y en la actualidad se repiten varias veces al año. Tuvimos el ejemplo sin ir más lejos aquí en Artigas nomás aquel fin de año de 2015 y el año pasado 2024 a pocos quilómetros de aquí en Rio Grande do Sul (Brasil).


  Las olas de calor, que también se han convertido en hechos que se suceden con frecuencia, tienen efectos negativos en la salud humana. Hoy tenemos en el mundo millones de personas vulnerables y pasan peor las personas mayores de 60 años que tuvieron problemas por exponerse a este fenómeno meteorológico extremo.
  Además, el cambio climático generado por el ser humano se ha convertido en un impulsor del hambre en el mundo que ha dejado a cerca de 1.000 millones de personas en situación de vulnerabilidad por no tener suficientes alimentos debido a que ese cambio climático ha perjudicado la producción de alimentos tales como el arroz, el trigo, la soja, la cebada, los cereales en general así como la carne, los huevos, la leche, el pescado, en general alimentos básicos para la subsistencia humana. Y el Uruguay no es ajeno a los problemas del cambio climático tampoco y todos lo conocemos, basta recordar la sequía y la crisis del agua que tuvimos en 2023 que nos dejó en pánico a todos quienes pensamos que nuestras aguas eran infinitas y que jamás tendríamos problemas con el agua dulce de nuestros ríos.

  El problema es serio. Aún estamos a tiempo de revertir esta situación; pero debe aparecer una conciencia a nivel mundial y esa conciencia debe empezar por los países que hoy  llamamos potencia. Tan potentes que están destruyendo al planeta todos los días; y nuestra gente de intemperie y la de menores recursos son los más vulnerables. 

Daniel Volpi
  

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