El respeto a los mayores, y a los Profes…

Curiosidades12/06/2025Lic. Prof. Nelson BorgesLic. Prof. Nelson Borges
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"A veces me pregunto en qué momento se volvió normal que un docente tenga que tolerar faltas de respeto…”

A veces me pregunto en qué momento se volvió normal que un docente tenga que tolerar faltas de respeto sin que eso escandalice a nadie. 
A nadie mismo ¿eh?

Me refiero a insultos que no solo vienen de estudiantes, que cada ves mandan a… con una naturalidad que espanta. Sino también de las familias. Y además, si somos conscientes de que hacemos lo mejor por ellos y ellas, más duele.

Algo que se repite en la escuela, en el liceo y ainda mais.

A veces uno siente que ha dejado de ser visto como una persona, como un ser humano, y ha pasado a ser simplemente un monigote fácil al que se le puede gritar, culpar o menospreciar. Menospreciar los años de estudio que nos llevaron al aula….pero ta, ese no es el tema 

El respeto a los mayores, ese valor que antes se enseñaba desde casa con firmeza, se ha ido degradando con los años, y es natural que se acuerden de tus padres o te manden al baño a hacer necesidades…jóvenes, adolescentes, y no se les mueve nada.

Y no hablo desde el enojo, sino desde una tristeza profunda. 
Porque uno como docente no espera obediencia ciega ni reverencias; espera simplemente humanidad, reconocimiento, un mínimo de consideración. 

Pero muchas veces, esa base que debía venir desde la familia —que muchas veces llega fragmentada, herida o incluso ausente— no está. Y eso deja huellas.

Los profesores no somos psicólogos, aunque a veces hagamos de consejeros. No somos padres, aunque muchas veces seamos quienes más escuchamos. No somos terapeutas, aunque a veces se nos quiebra el alma por dentro tratando de contener a estudiantes que no saben cómo gestionar su rabia o su dolor, y lo proyectan hacia nosotros. 

Somos docentes. 

Y, sobre todo, somos personas. Personas que elegimos esta vocación porque creemos en la educación como una herramienta de transformación, pero no por eso dejamos de sentir.

No se trata solo de pedir respeto por respeto. Se trata también de recibir lo que damos…

Se trata de recordar que detrás de la pizarra, del cuaderno corregido, del informe entregado, hay alguien que también carga con sus problemas, con su cansancio, con sus propios miedos.

 Aun así, cada día se elige estar ahí, enseñando, acompañando, sosteniendo.

Quizás si recuperamos esa conciencia —de casa, de escuela, de comunidad— podríamos empezar a reconstruir ese puente de respeto que se está cayendo. Porque no hay verdadera educación sin respeto mutuo. Y sin respeto, la dignidad del que enseña —y también del que aprende— se pierde poco a poco, como todo lo demás…

Nelson

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