El "Bicho" vive en cada compañero

Hace un año partía de forma intempestiva, fiel a su estilo de vida, se fue militando. Frontal y sincero, comprometido con su pensamiento y -fundamentalmente- con la militancia. Porque el Bicho era uno más, alguien que parecía un duro pero era poseedor de una humildad fraterna y sincera que nos llevó a quererlo hasta en las más acaloradas discusiones.

Se fue como seguramente él lo hubiera querido, militando hasta el último día sin reparar en nada más que cumplir con ese compañero/a que esperaba su palabra y a quien escuchaba con el mismo respeto que recibía.

Porque el "Bicho" Bonomi era uno más entre los frenteamplistas, un enamorado de sus convicciones al punto de enfrascarse en largas discusiones donde dejaba todo en la cancha con tal de dejar sentada su opinión pero, sin perder de vista el objetivo de construir ese pensamiento colectivo que luego se convirtiera en proyecto político.

Entre los compañeros que éramos más cercanos a él, siempre decimos que su ausencia nos dejó un profundo vacío. Porque el Bicho, ante todo, era un referente, un compañero entrañable que siempre tenía la capacidad de elevar la mirada ante las coyunturas y pensar en el futuro. Su impronta para analizar la realidad, lo destacaban a la hora de tomar la pluma o plantear una discusión. 

Gracias a sus escritos y a sus dichos, hoy contamos con un acervo de documentos que dan testimonio de cómo ha ido evolucionando el pensamiento de gran parte de la izquierda de nuestro país. 

Su historia de vida es increíble desde los tiempos de la lucha armada, la dictadura, hasta la gestión durante los quince años de gobiernos del Frente Amplio. Siempre anteponiendo el interés colectivo y el proyecto de país antes que nada. 

Tras su liberación en el año 1985, el Bicho fue importantísimo para la reconstrucción del MLN-T, y luego, en el año 1989, participó en la fundación del Movimiento de Participación Popular (MPP), generando una alianza con otros sectores de la izquierda que tenían visiones comunes. 

Durante el primer gobierno del Frente Amplio se desempeñó como Ministro de Trabajo y Seguridad Social, y hoy es reconocido por su tremenda gestión en la refundación de los Consejos de Salarios que habían desaparecido a partir del gobierno de Lacalle Herrera, cuando dejaron de convocarse tras la oleada neoliberal de fines de los ochenta y principios de los noventa.

Una gestión que germinó en los mayores aumentos salariales de la historia reciente, demostrando que la mejor manera de redistribuir la riqueza del país es a través del salario. Una política que nos permitió la dinamización de un mercado interno despreciado en épocas de vacas gordas pero que demostró ser un buen salvavidas que nos evitó el arrastre de crisis regionales sorteadas con singular éxito. Un mercado interno donde el motor es -sin duda alguna- el consumo de la enorme masa trabajadora, esa que si gana más, consume y mueve la economía interna. Porque el trabajador invierte en el país, no se lleva su dinero a paraísos fiscales…

Para todo esto, fue fundamental su fuerte capacidad de liderar equipos, de transmitir compromiso y generar un buen ambiente de trabajo. Su gestión en el Ministerio de Trabajo ha tenido un fuerte reconocimiento, rumbeando una política que terminó siendo, sin dudas, uno de los mascarones de proa del primer gobierno de Tabaré Vázquez. Esa capacidad lo llevó -en el año 2010- a asumir el reto de encabezar el Ministerio del Interior durante el gobierno de "Pepe" Mujica. 

Como Ministro del Interior tuvo la maratónica y difícil tarea de liderar la reforma policial más importante de las últimas décadas. Tuvo que tomar una fuerza policial que estaba sumergida salarialmente, con uniformes viejos, armamento obsoleto y que debía hacer cientos de horas de 222 para poder sobrevivir. Una policía atrasada desde todo punto de vista: partiendo de los aspectos tecnológicos hasta los aspectos formativos. Esa reforma existió, es real y nadie puede negar la mejora en la gestión de los recursos humanos y materiales en el Ministerio del Interior. 

Durante su estadía en la cartera soportó la más feroz campaña de desprestigio y crítica que sólo alguien con su capacidad de resiliencia podía soportar. Jamás se mostró derrotado y enfrentó cada instancia con la convicción intacta de seguir una línea estratégicamente definida que intentó explicar cada vez que fue convocado al Parlamento. Sus largas exposiciones daban cuenta del compromiso con que asumió la gestión dejándola estampada en las actas parlamentarias que documentan sus comparecencias. "Sé que la oposición no me escucha, pero que quede en actas lo que hacemos…", nos refería siempre, y tenía razón. 

Este 20 de febrero se cumple un año de su partida, y el vacío todavía duele. 

El Bicho era un “todoterreno”, alguien capaz de encarar las tareas con un entusiasmo y capacidad para trabajar, envidiables. ¿Cómo hacía para soportar duras adversidades; para reponerse y seguir adelante con los proyectos planificados? ¿De dónde sacaba tanta fuerza el "Bicho"?, no lo sé, pero si algo aprendimos de él es la increíble capacidad de resistencia y algo fundamental que siempre nos remarcó: su paciencia estratégica. Una condición que lo distinguió siempre por su capacidad de análisis y reflexión, evitando el impulso irreflexivo para tomarse un tiempo para pensar y encontrar la mejor solución a los problemas.

Su ausencia nos dejó un vacío imposible de llenar, pero nos queda su enseñanza, su ejemplo de vida, su capacidad de análisis y su pensamiento escrito en cientos de documentos que supo compartir.

Por eso es que por más que el tiempo pase, no estará ausente, porque el "Bicho" nunca se fue… el "Bicho" vive y lucha en cada compañero!

 Charles Carrera Leal
Senador de la República
MPP - Espacio 609 | FRENTE AMPLIO