“Ser humano, hoy, es más necesario que nunca...”

“...pero, y es un muy buen pero, en esta comunidad aprendí que la verdadera riqueza yace en la conexión con los demás... ”

Opinión07/03/2024 Prof. Andrés Borges
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Desde que puse un pie en Artigas, Uruguay, me sentí desarmado. No en el sentido literal de estar sin armas físicas, sino en el sentido más profundo. Bueno no tanto, porque estaba al tanto de mis propias deficiencias como persona.

Tuve que despojarme de mis prejuicios y concepciones preconcebidas que tenía sobre las personas en general, sobre todo habiendo vivido más al sur del país.

He vivido gran parte de mi vida con una perspectiva egocentrista, centrada en mis propias necesidades y deseos, pero, y es un muy buen pero, en esta comunidad aprendí que la verdadera riqueza reside en la conexión con los demás.

Artigas, tiene, para mi agrado, gente cálida y acogedora, que me ha mostrado parte de la belleza de ser auténtico.

Fui y soy testigo de la generosidad desinteresada de mucha gente, que tal vez quienes están aquí desde su primer día en el mundo, no lo ven.

Muchos están dispuestos a darlo todo por el bienestar de su comunidad. Desde el vecino que ofrece su ayuda sin esperar nada a cambio hasta el desconocido que te sonríe en la calle, cada interacción aquí es un recordatorio de la bondad innata que reside en cada ser humano.

En la vida cotidiana de Artigas, he sido testigo de la resiliencia y el espíritu de trabajo duro que define a su sociedad, a pesar de muchos desacuerdos, que entiendo que no tienen sentido. 

A pesar de los desafíos que la gente enfrenta día a día, desde la falta de recursos hasta las dificultades económicas, nunca dejan de luchar con determinación y esperanza por un futuro mejor. 

Su capacidad para encontrar alegría en las cosas simples de la vida es inspiración, y me ha llevado a reevaluar mis propias prioridades y valores.

En este proceso de desarme emocional, también he sido confrontado con mis propias ideas preconcebidas.
El tiempo, la integración, la creación de mi familia y mi entorno de amigos, me abrió los ojos a nuevas perspectivas.

Encuentro, muy humano, y sobresaliente, la solidaridad que une a esta comunidad en tiempos de necesidad, y también cuando no los hay.

Al volver a armar mi visión del mundo, me encuentro con una nueva apreciación y esperanza por la humanidad y su capacidad para el amor y la empatía.
Artigas, con su gente humilde y auténtica, me ha enseñado que la verdadera riqueza no se mide en posesiones materiales, sino en las relaciones significativas que cultivamos y en el impacto que tenemos en las vidas de los demás.

Esa ha sido una lección, mi aprendizaje, tanto profesional, como personal en estas tierras calientes.

Me ha desarmado de mis ideas, y me ha vuelto a armar con una perspectiva compasiva y empática hacia los demás.
Y si, si no es a través de la bondad, la resiliencia y la solidaridad, no tenemos un sentido de propósito ¿No?

Gracias Artigas

Nelson

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