El 25 de diciembre es el dia que se recuerda el nacimiento de Jesús, el hombre más grande de todos los tiempos, un hombre de carne y hueso como todos los seres humanos, que vivió en esta tierra. Nació y vivió por aquella zona de Medio Oriente, desarrolló su vida pública en el territorio de Israel, fue perseguido por su filosofía de vida y por predicar una doctrina diferente al del Imperio que gobernaba; fue condenado injustamente a la pena de muerte; fue muerto en la cruz y venció a la muerte resucitando al tercer dia. Esto lo dice la síntesis histórica de la vida de este hombre, el que según las escrituras bíblicas es el hijo de Dios.
La historia cuenta el episodio del nacimiento de Jesús de Nazaret como el nacimiento de la era cristiana. A partir de ahí comienza el año 1 (uno). Lo que sucedió antes dicen “antes de Cristo” y lo que sucedió después de este nacimiento dicen “después de Cristo”.
El Presbítero Juan Martín Posadas, en su obra “Hoy ya es mañana” dice que el mensaje de Belén no es ideología, no es propaganda, no tiene solemnidad alguna. Es más que nada una vida, un testimonio. Es decirnos: vengo a ser como ustedes. Vengo a vivir como ustedes. Vengo para que entre todos vayamos haciendo lo que hay que hacer. A sentirnos hermanos. A darnos lugar para que uno sea aceptado como es. Vamos a ayudarnos. Vamos a darnos una mano unos a otros: un consejo, una sonrisa…. Y vamos a dar otra oportunidad más al que ha caído.
Vamos a buscar una manera de hacer las cosas en la cual la ventura de unos no se tenga que edificar sobre la desventura de otros. Donde la salud de unos no sea a costillas del hambre de otros. Donde para prosperar no sea necesario pasarle por encima a nadie. Vamos a hacer una sociedad fraterna entre todos.
Este es el mensaje de Belén, mensaje sin discursos, sin proclamas, sin retórica. Mensaje de un niño que todavía no habla. Que invita con su vida. Mensaje que se ofrece a todos; no hace falta ningún requisito para recibirlo y entenderlo, o mejor dicho, sólo falta Buena Voluntad.
Pero hay que recordar que el mensaje de Belén no fue aceptado por todos y que a ese Niño llamado Jesús lo buscaron para matarlo y que esa búsqueda fue la razón de la muerte de muchos niños inocentes un 28 de diciembre (día de los Inocentes). Ni el mensaje ni el niño son siempre aceptados. Muchos no quisieron recibirlo en aquel entonces ni quieren recibirlo ahora en esta época.
En el tiempo que duró su vida acá en la tierra no lo recibieron porque se ocupó de los marginados, prestigió lo desprestigiado, se acordó de los olvidados, se rodeó de los oprimidos y no le pidió nada a los “importantes”. Ni siquiera permiso.
En estos tiempos que vivimos también hay quienes no lo reciben a Jesús. ¿Por qué?
Porque cuando los ilustrados intelectuales le refriegan por los ojos de la gente los fantasmas de la sobrepoblación o la escasez y propician campañas de limitación de las familias por cualquier medio, Jesús dice que hay que respetar la vida y la generación de la vida.
Porque cuando ciertos economistas dicen que hay que conseguir el desarrollo económico antes que la justicia o su distribución, Jesús dice que la justicia no es un lujo de la abundancia sino que es obligatoria siempre y que no es aceptable un desarrollo programado sobre sacrificios desigualmente asignados.
Porque cuando los mercaderes dicen que la gente es feliz y se satisface llenando sus casas y sus vidas de comodidades y aparatos y cosas, Jesús dice que la felicidad es espiritual, se basa en el ser y no en el tener.
Porque cuando los sabios de moda y los sicólogos de ocasión dicen que el amor es sólo sexo, Jesús dice que el sexo sin amor es vacío y una triste mentira y que el amor es antes que nada una profunda relación entre personas.
Porque cuando los encargados del orden dicen que la gente no precisa tanta libertad sino más orden y obediencia, El dice que la libertad es un don de Dios, el tesoro más preciado para el hombre y la condición indispensable para ser tal.
Porque cuando los poderosos dicen que la gente no tiene más derechos que los que ellos quieran concederles, El dice que todo ser humano tiene todos sus derechos sin que se los tenga que otorgar nadie, solo por el hecho de ser hombre.
Porque cuando los prudentes de este mundo dicen que es sabiduría callar sobre los atropellos, disimular las injusticias, hacer la vista gorda sobre los crímenes y mentirse a sí mismo y a todos, El dice que solo la verdad hace libres y la mentira hace esclavos y el silencio hace cómplices.
Mensaje de Jesús aceptado y rechazado. Persona de Jesús de Nazaret aceptado por unos y rechazado por otros. Así ha sido siempre. Cuando el niño que nació en Nochebuena fue llevado por sus padres a cumplir con el rito de la presentación, el anciano Simeón les interceptó el paso a la entrada del Templo y dirigiéndose a María la madre profetizó diciendo: “Mira, este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una señal que muchos rechazarán, y a ti misma una espada te atravesará el alma. Pero en eso los hombres mostrarán claramente lo que sienten en sus corazones”. (Evangelio de San Lucas, II, 35).
Según un posteo en Facebook de Gustavo Carvalho.