La felicidad y las virtudes éticas.

“El ocio sin libros es la muerte y la sepultura del hombre vivo” Séneca

Opinión02/08/2024 Por: Nadir Costa
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Recordamos un viejo dicho que expresa: -“Cada persona recoge lo que plantó” Sin pretensiones de parecer erudito, siempre he querido plantear la idea de ser entendido por todos los lectores sin distinción de su grado de educación, cultura o conocimientos, teniendo en cuenta que compartir conocimientos es una de las cosas más nobles de la vida. 

Hoy me permito manejar una palabra de poco uso en nuestros estrados educativos, por lo menos los conocidos, y lo es el estoicismo. ¿Qué es eso? Según la RAE es una doctrina filosófica que practica el dominio de las pasiones que perturban la vida del hombre valiéndose de la razón y la virtud. 

Es un término muy viejo, anterior a Cristo, y fueron sus impulsores filósofos de la talla de Marco Aurelio, Cicerón, Séneca, Epícteto, Zenon o Aristóteles entre otros. Pero nuestra nota de hoy, con la disculpa de mis lectores, estará enfocada en la pérdida, puede ser de un ser querido, de un trabajo, de la salud, del patrimonio, y de algo que está en boga hoy día, con las elecciones en Venezuela, tapada de fraudes y otros estratos políticos, que ya fueran abordados por los filósofos estudiosos del estoicismo,  por ejemplo, con la pérdida de la dignidad, lo que provoca en quien la hizo valer de una profunda tristeza, rabia, angustia y depresión.   

La frase “solo se que no se nada” de Sócrates, no pasa de una paradoja, puesto que fue una de las mentes más brillantes dentro de la filosofía, era genio cuando les evitaba a sus discípulos la ausencia de ética, puesto que así les evitaba todo tipo de pérdida, aunque estas a veces fueran inevitables. 

El ser humano no es libre, sino que su existencia está predeterminada. 
Nacemos y morimos bajo un plan divino que no podemos evitar. No tiene sentido que sintamos angustias o preocupaciones y frustraciones, puesto que todo lo que nos ocurre, todo lo que nos acontece no puede ser de otro modo. 

Como si de un viaje de tren se tratara, nuestra vida discurre a través de una senda ya marcada de antemano, y las pérdidas que hablamos no pueden ser evitadas puesto que también son marcadas de antemano. 
No centrarnos en tal o cual fin específico, sino aceptar las reglas de juego y tratar de vivir sencillamente dentro de nuestra propia naturaleza. 

Para los errores que podamos cometer, pues estamos dentro de libertad pero de un sistema jurídico implacable, que nos llega a todos, y de los aciertos posibles tenemos la satisfacción interior de haber obrado con sabiduría y el placer de nuestra alma está asegurado.

¡arrivederchi!!                                                               
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